La ansiedad puede afectar la forma en que percibes y procesas la información, lo que a su vez puede llevar a creer cosas que no son necesariamente ciertas. La ansiedad es una respuesta natural del cuerpo al estrés, pero cuando se vuelve excesiva o crónica, puede distorsionar la realidad y aumentar la probabilidad de pensamientos irracionales o catastrofistas.
Si sientes que la ansiedad está afectando tu capacidad para pensar con claridad o si estás lidiando con pensamientos irracionales, no te pierdas este artículo de Psicología-Online. Te explicaremos si la ansiedad te hace creer cosas que no son, por qué ocurre este fenómeno y cómo gestionar los pensamientos provocados por la ansiedad.
¿Es cierto que la ansiedad provoca pensamientos negativos?
La ansiedad sí puede estar asociada con pensamientos negativos. Es una respuesta natural del cuerpo al estrés, pero cuando se vuelve crónica o excesiva, puede afectar la forma en que percibes el mundo y procesas la información. Las personas que experimentan ansiedad a menudo tienen pensamientos negativos, catastrofistas o irracionales.
Algunos ejemplos de pensamientos negativos asociados con la ansiedad incluyen preocupaciones excesivas sobre el futuro, miedo a lo desconocido, anticipación de lo peor, autocrítica intensa y dudas constantes. Estos pensamientos pueden ser automáticos y difíciles de controlar para quienes sufren de ansiedad.
Por qué la ansiedad te hace creer cosas que no son
La ansiedad te hace creer cosas que no son, es decir, influye en la forma en que percibes y procesas la información de varias maneras, lo que a su vez puede llevar a creer cosas que no son ciertas. Para comprender mejor este fenómeno, a continuación, te explicamos por qué la ansiedad te hace creer cosas que no son:
- Distorsiones cognitivas: la ansiedad a menudo está asociada con distorsiones cognitivas, que son patrones de pensamiento inexactos o sesgados. Estos pueden incluir pensamientos irracionales como la catastrofización (anticipar lo peor), la sobregeneralización (extrapolar un evento negativo a todas las áreas de la vida), el pensamiento polarizado (ver las cosas en términos de blanco o negro) y otros sesgos cognitivos que afectan la interpretación de la realidad.
- Hipervigilancia: las personas con ansiedad están más alerta y sensibles a las señales de peligro o amenaza, incluso cuando no existen amenazas reales. Esta hipervigilancia puede llevar a interpretar de manera incorrecta situaciones neutras o incluso positivas como amenazadoras. Es un mecanismo de defensa que adoptan las personas para sobrevivir ante situaciones que consideran peligrosas.
- Ausencia de criterios: las personas con niveles elevados de ansiedad no procesan los datos que les provee el entorno de un modo adecuado. En consecuencia, generalizan un problema y lo extienden a todo tipo de situaciones particulares. Por ejemplo, si alguien ha tenido un mal desempeño laboral y lo han despedido de su trabajo, podría sentir ansiedad por creer que se repetirá la misma secuencia en otros ambientes laborales.
- Sesgo de confirmación: las personas ansiosas tienden a prestar más atención a la información que respalda sus creencias ansiosas y a pasar por alto la información que las contradice. Para entenderlo mejor, no te pierdas este artículo sobre el Sesgo de confirmación.
Cómo gestionar los pensamientos raros provocados por la ansiedad
Gestionar los pensamientos irracionales o negativos provocados por la ansiedad puede ser un desafío, pero hay diversas estrategias que pueden ayudarte a manejarlos de manera más efectiva. Aquí te traemos algunas sugerencias:
- Mindfulness: el mindfulness implica estar presente en el momento actual sin juzgar. Practicar la atención plena puede ayudarte a observar tus pensamientos desde una perspectiva más objetiva, sin quedar atrapado en ellos. Para ponerlo en práctica, es imprescindible contar con un ambiente relajado y alejado de distracciones. Si quieres saber más sobre esta práctica, no te pierdas este artículo sobre el Mindfulness: qué es y cómo se practica.
- Habla con alguien de confianza: comparte tus pensamientos con amigos, familiares o un profesional de la salud mental. A veces, hablar sobre tus preocupaciones puede proporcionar perspectivas adicionales y apoyo emocional.
- Escritura: poner en palabras aquello que te preocupa es una manera de calmar la ansiedad. En este sentido, la escritura establece una distancia adecuada entre los pensamientos negativos y las situaciones reales de la vida. Más aún, escribir en una hoja o un dispositivo electrónico ayuda a aliviar tensiones dado que permite una visión más realista.
- Terapia psicológica: acudir a un profesional de la salud mental es una de las mejores decisiones cuando la ansiedad te hace creer cosas que no son. Un terapeuta puede trabajar contigo para explorar y abordar las causas subyacentes de la ansiedad y proporcionarte estrategias específicas para abordar los síntomas de este cuadro clínico.