Las elecciones presidenciales de este domingo en Bolivia marcaron un punto de quiebre histórico: por primera vez en dos décadas el Movimiento al Socialismo (MAS) quedó fuera del protagonismo electoral. El senador Rodrigo Paz Pereira y el expresidente Jorge “Tuto” Quiroga se convirtieron en los dos candidatos más votados y disputarán la segunda vuelta. De acuerdo con los resultados preliminares del Tribunal Supremo Electoral (TSE), con más del 90% de las actas escrutadas, Paz —del Partido Demócrata Cristiano— alcanzó 1.561.000 votos, equivalentes al 32,08%. Quiroga, abanderado de la alianza opositora Alianza Libre, obtuvo 1.311.000 sufragios, con un 26,94%. El MAS sufrió un desplome histórico: apenas logró un 3,14%, cayendo al sexto lugar, lo que simboliza el fin del ciclo político iniciado con Evo Morales en 2005. Más atrás quedaron el empresario Samuel Doria Medina, quien partía como favorito según las encuestas, con un 19,93%, y el joven dirigente de izquierda Andrónico Rodríguez, con un 8,15%. La participación fue alta: un 78,55% de los 7,5 millones de electores habilitados acudieron a las urnas. El pase a segunda vuelta evidencia la fuerte fragmentación opositora. Pese a intentos previos de converger en una sola candidatura, las diferencias internas llevaron a competir con múltiples cartas, favoreciendo la dispersión de votos. Rodrigo Paz, de 54 años, hijo del expresidente Jaime Paz Zamora, ha construido su carrera en el Congreso y como alcalde de Tarija. Su candidatura se consolidó en las últimas semanas con un discurso de renovación y moderación, respaldado por su compañero de fórmula, Edman Lara, un expolicía con perfil anticorrupción. Jorge Quiroga, de 65 años, ya ejerció la presidencia entre 2001 y 2002. Su campaña se apoya en la experiencia y en un tono duro contra el MAS, lo que le asegura respaldo en sectores opositores más radicales, aunque limita su llegada a votantes moderados. De este modo, la segunda vuelta enfrentará dos estilos distintos: Paz, como opción de recambio y moderación, y Quiroga, como figura de experiencia y discurso ideológico más marcado. Ambos buscarán encarnar el fin de la era del MAS y ofrecer respuestas a una ciudadanía que exige soluciones urgentes ante la crisis económica.
Este martes 6 de agosto, Bolivia conmemora los 200 años de su independencia con una serie de actos protocolares encabezados por el presidente Luis Arce en la ciudad de Sucre, cuna histórica del país. En la Casa de la Libertad, donde en 1825 se firmó el Acta de Independencia, se desarrollará la ceremonia central del Bicentenario, marcada no solo por la solemnidad, sino también por un contexto nacional complejo, atravesado por una aguda crisis económica, tensiones políticas internas y creciente malestar social. Un país en crisis económica estructural Desde 2014, Bolivia ha experimentado un sostenido declive en los ingresos por exportación de hidrocarburos, recurso que durante buena parte del siglo XXI sostuvo el modelo económico del país. Tras años de bonanza impulsados por altos precios internacionales y una fuerte demanda externa, la caída de la producción y la falta de nuevas inversiones estratégicas provocaron una fuerte reducción de los ingresos fiscales en dólares. La consecuencia ha sido una severa escasez de divisas, que ha obligado a aplicar restricciones bancarias al acceso a dólares, afectando importaciones clave y alimentando un mercado informal de divisas donde la cotización duplica al tipo de cambio oficial. Esta distorsión ha encarecido el costo de vida, disparado la inflación y provocado dificultades para garantizar el abastecimiento de combustibles, especialmente diésel y gasolina. De hecho, Bolivia ha pasado de ser exportador de gas natural a importador de carburantes, los que además son fuertemente subsidiados por el Estado, lo que representa uno de los mayores gastos en moneda extranjera junto al pago de la deuda externa. En junio, el presidente Luis Arce advirtió públicamente que el país enfrentaba riesgos de default y reconoció que el suministro de combustibles no estaba asegurado. Disputas políticas y ausencia de responsabilidades A pesar de la gravedad de la crisis, ningún actor político ha asumido plena responsabilidad. El presidente Arce ha atribuido parte de la situación al deterioro de la industria petrolera durante el gobierno de su antecesor, Evo Morales, a pesar de que él mismo fue ministro de Economía durante más de una década en ese mismo período. Asimismo, ha responsabilizado a la Asamblea Legislativa por no aprobar créditos externos que podrían entregar liquidez en dólares, aunque estén destinados a proyectos de inversión pública. Desde la oposición y sectores críticos del oficialismo, se cuestiona el modelo económico vigente y se apunta directamente a la mala gestión del actual gobierno. En ese marco, el expresidente Evo Morales ha profundizado su distanciamiento con Arce, acusándolo de conducir al país a una crisis sin precedentes, en un conflicto de poder que ha polarizado aún más el escenario político. Malestar social y demandas institucionales Las tensiones políticas se suman a un creciente descontento social frente al deterioro económico, la inseguridad, y la falta de respuestas desde el Estado. Bolivia es una sociedad marcada por la desigualdad y la desconfianza institucional, donde los ciudadanos exigen mayor transparencia, un sistema judicial independiente y reformas estructurales que renueven el pacto social. La falta de independencia de los poderes públicos, el estancamiento del aparato judicial y las constantes pugnas entre oficialismo y oposición han generado un clima de incertidumbre, que permea incluso en el desarrollo de los actos del Bicentenario. Celebraciones con tono solemne y mirada al futuro Pese al complejo escenario, Bolivia ha desplegado un calendario de actividades para conmemorar los 200 años de su independencia. Esta semana se presentaron tres monedas conmemorativas: una de curso legal y dos de colección, junto con un monumento dedicado a Juana Azurduy de Padilla, heroína de las guerras de independencia en el Alto Perú. Además, se realizaron desfiles cívicos y se decretaron dos días de feriado nacional para permitir a la población participar de los actos conmemorativos. Uno de los momentos más esperados será el discurso del presidente Luis Arce ante la Asamblea Legislativa, en una sesión solemne en la histórica ciudad de Sucre. Visitas internacionales y cancelaciones Para esta fecha simbólica, se espera la presencia de diversas delegaciones extranjeras y líderes de la región. Entre las visitas confirmadas están la presidenta de Honduras, Xiomara Castro; el presidente de Paraguay, Santiago Peña; y la vicepresidenta de Ecuador, María José Pinto. El presidente chileno Gabriel Boric había confirmado su participación, pero canceló su viaje debido a la tragedia ocurrida recientemente en Chile, tras la muerte de seis trabajadores en un accidente en la mina El Teniente de Codelco. Elecciones y expectativas de cambio La conmemoración del Bicentenario se produce a solo días de las elecciones nacionales, programadas para el 17 de agosto. En ese contexto, el llamado a una renovación política y económica resuena con fuerza en el país. Las encuestas de intención de voto muestran una ventaja de los candidatos de oposición, que proponen cambios profundos al actual modelo económico. No obstante, el porcentaje de indecisos sigue siendo significativo, por lo que el escenario electoral permanece abierto. El clima social y político que rodea al Bicentenario podría influir directamente en los resultados electorales y en el rumbo que adopte Bolivia en los próximos años.
Conmoción ha causado en Chile y Europa la muerte de María Fernanda Rojas Ortiz, enfermera chilena de 31 años, una de las cuatro víctimas fatales del accidente aéreo ocurrido el domingo en el aeropuerto de Southend, al este de Londres, Reino Unido. La joven, nacida en Chile y con ciudadanía alemana, vivía en Europa donde desarrollaba su carrera profesional en el área de la salud. María Fernanda cursó sus estudios en el Colegio Chuquicamata y tuvo una etapa laboral en el sector público chileno antes de emigrar. En febrero de 2024 se casó y, al momento del accidente, se encontraba realizando su primer vuelo como enfermera aérea, según relató su amiga Anna Smith a la BBC. “Era el alma más amable, tenía un corazón generoso y eligió una profesión que reflejaba eso”, dijo Smith, visiblemente afectada. “Estaba emocionada por su nuevo trabajo. No podemos creer que esto sea real”. El vuelo en el que viajaba era operado por Zeusch Aviation, una empresa neerlandesa especializada en evacuaciones médicas, con base en Lelystad. La aeronave, un Beech B200 Super King Air, tenía como destino Países Bajos, pero por razones que aún se investigan, sufrió dificultades técnicas y se estrelló en el aeropuerto de Southend, donde ya había aterrizado previamente ese día. La policía del condado de Essex, a través de su vocero Morgan Cronin, confirmó que las cuatro personas a bordo fallecieron en el impacto. Las autoridades británicas y organismos aeronáuticos se encuentran indagando las causas del siniestro. La noticia ha generado profunda tristeza entre familiares, amigos y colegas, quienes han destacado no solo su vocación y compromiso como enfermera, sino también su calidez humana y espíritu alegre.
El anuncio del expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, sobre un arancel del 50% a las importaciones de cobre refinado ha generado gran inquietud a nivel internacional. De acuerdo a lo publicado este viernes por Bloomberg, medio especializado en economía, esta medida —que entraría en vigor el próximo 1 de agosto— tendría como blanco principal al cobre refinado, afectando directamente a países como Chile, que lideran el suministro de este recurso al mercado estadounidense. Aunque la Casa Blanca aún no ha emitido una declaración oficial detallando la implementación de esta política, Bloomberg cita a fuentes cercanas al anuncio para confirmar que el arancel está dirigido específicamente al cobre refinado, categoría que representa la mayor proporción de las importaciones de cobre por parte de EE.UU. Según datos de la Cámara Chilena Norteamericana de Comercio, solo en 2024 el cobre refinado representó el 41% del total de las importaciones estadounidenses del metal rojo, consolidando a Chile como su principal proveedor. Ante este escenario, la entidad manifestó su profunda preocupación por las eventuales repercusiones que esta medida podría generar en la industria nacional y en el comercio bilateral. El medio estadounidense advierte que el impacto de esta política será significativo. El cobre refinado es un insumo fundamental para múltiples sectores productivos: redes eléctricas, construcción, manufactura automotriz y electrónica de consumo. Además, los productos semiacabados también estarían sujetos a estos aranceles, lo que amplifica los posibles efectos sobre la cadena de valor industrial. De confirmarse oficialmente esta decisión, Chile no solo enfrentaría una baja en sus exportaciones a uno de sus principales socios comerciales, sino también una potencial reconfiguración del mercado global del cobre. La medida podría alterar flujos comerciales, precios internacionales y decisiones de inversión en el sector minero, especialmente en un momento en que la transición aumenta la demanda energética por este mineral estratégico. Cobre refinado El cobre refinado es cobre que ha sido sometido a un proceso de purificación para alcanzar un alto nivel generalmente superior al 99.9%, eliminando impurezas y otros metales presentes en el mineral original. Este proceso puede ser pirometalúrgico (refinación por calor) o electrolítico (refinación por electrólisis). El cobre refinado es ampliamente utilizado en aplicaciones eléctricas, electrónicas y de construcción debido a su excelente conductividad eléctrica y térmica.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, cumplió su advertencia y anunció un arancel del 50% al cobre chileno, medida que genera alarma en el sector exportador nacional. Con esta decisión, el mandatario republicano reconfigura el escenario comercial internacional, afectando directamente a Chile, principal proveedor del metal rojo a la economía norteamericana. Solo en 2024, Chile exportó alrededor de US$6.200 millones en cobre a EE.UU., equivalente al 35,7% de las importaciones totales de ese país. Entre enero y noviembre, se enviaron 544 mil toneladas de cátodos por un valor superior a US$ 5.000 millones. La medida tendrá efectos significativos. En primer lugar, podría desincentivar la compra de cobre chileno, reducir los ingresos fiscales —en un contexto de déficit del 2,9% del PIB y deuda pública en aumento— y generar desempleo en la industria minera, uno de los pilares laborales del país. Además, se proyecta un freno a las inversiones en nuevos proyectos y un eventual aumento de la inflación, especialmente si el arancel entra en vigor el 1 de agosto. Desde el anuncio, el precio del cobre subió un 11%, reflejando la sensibilidad del mercado. La Cámara Minera de Chile advirtió que esta situación debe llevar al país a reforzar su estrategia comercial, diversificar socios y avanzar hacia la industrialización del cobre. Mientras Chile cierra fundiciones, otros países las abren. Debemos dejar de ser meros exportadores de materias primas, indicó Manuel Viera, Presidente de la Cámara Minera de Chile. El escenario se vuelve aún más complejo considerando que Chile y EE.UU. mantienen un Tratado de Libre Comercio vigente desde 2003. La imposición de aranceles rompe con esta lógica y podría tensar la relación bilateral. Frente a esto, la Cámara Minera recomienda iniciar diálogos diplomáticos urgentes, fortalecer los vínculos con Asia, Europa y América Latina, e incentivar la producción nacional con valor agregado. De lo contrario, advierten, Chile quedará expuesto a los vaivenes de una economía global cada vez más proteccionista. En definitiva, el arancel de Trump no solo es un desafío comercial, sino una advertencia que obliga al país a repensar su modelo exportador ya priorizar el interés nacional por sobre cualquier sesgo político o ideológico.
Las elecciones presidenciales de este domingo en Bolivia marcaron un punto de quiebre histórico: por primera vez en dos décadas el Movimiento al Socialismo (MAS) quedó fuera del protagonismo electoral. El senador Rodrigo Paz Pereira y el expresidente Jorge “Tuto” Quiroga se convirtieron en los dos candidatos más votados y disputarán la segunda vuelta. De acuerdo con los resultados preliminares del Tribunal Supremo Electoral (TSE), con más del 90% de las actas escrutadas, Paz —del Partido Demócrata Cristiano— alcanzó 1.561.000 votos, equivalentes al 32,08%. Quiroga, abanderado de la alianza opositora Alianza Libre, obtuvo 1.311.000 sufragios, con un 26,94%. El MAS sufrió un desplome histórico: apenas logró un 3,14%, cayendo al sexto lugar, lo que simboliza el fin del ciclo político iniciado con Evo Morales en 2005. Más atrás quedaron el empresario Samuel Doria Medina, quien partía como favorito según las encuestas, con un 19,93%, y el joven dirigente de izquierda Andrónico Rodríguez, con un 8,15%. La participación fue alta: un 78,55% de los 7,5 millones de electores habilitados acudieron a las urnas. El pase a segunda vuelta evidencia la fuerte fragmentación opositora. Pese a intentos previos de converger en una sola candidatura, las diferencias internas llevaron a competir con múltiples cartas, favoreciendo la dispersión de votos. Rodrigo Paz, de 54 años, hijo del expresidente Jaime Paz Zamora, ha construido su carrera en el Congreso y como alcalde de Tarija. Su candidatura se consolidó en las últimas semanas con un discurso de renovación y moderación, respaldado por su compañero de fórmula, Edman Lara, un expolicía con perfil anticorrupción. Jorge Quiroga, de 65 años, ya ejerció la presidencia entre 2001 y 2002. Su campaña se apoya en la experiencia y en un tono duro contra el MAS, lo que le asegura respaldo en sectores opositores más radicales, aunque limita su llegada a votantes moderados. De este modo, la segunda vuelta enfrentará dos estilos distintos: Paz, como opción de recambio y moderación, y Quiroga, como figura de experiencia y discurso ideológico más marcado. Ambos buscarán encarnar el fin de la era del MAS y ofrecer respuestas a una ciudadanía que exige soluciones urgentes ante la crisis económica.
Este martes 6 de agosto, Bolivia conmemora los 200 años de su independencia con una serie de actos protocolares encabezados por el presidente Luis Arce en la ciudad de Sucre, cuna histórica del país. En la Casa de la Libertad, donde en 1825 se firmó el Acta de Independencia, se desarrollará la ceremonia central del Bicentenario, marcada no solo por la solemnidad, sino también por un contexto nacional complejo, atravesado por una aguda crisis económica, tensiones políticas internas y creciente malestar social. Un país en crisis económica estructural Desde 2014, Bolivia ha experimentado un sostenido declive en los ingresos por exportación de hidrocarburos, recurso que durante buena parte del siglo XXI sostuvo el modelo económico del país. Tras años de bonanza impulsados por altos precios internacionales y una fuerte demanda externa, la caída de la producción y la falta de nuevas inversiones estratégicas provocaron una fuerte reducción de los ingresos fiscales en dólares. La consecuencia ha sido una severa escasez de divisas, que ha obligado a aplicar restricciones bancarias al acceso a dólares, afectando importaciones clave y alimentando un mercado informal de divisas donde la cotización duplica al tipo de cambio oficial. Esta distorsión ha encarecido el costo de vida, disparado la inflación y provocado dificultades para garantizar el abastecimiento de combustibles, especialmente diésel y gasolina. De hecho, Bolivia ha pasado de ser exportador de gas natural a importador de carburantes, los que además son fuertemente subsidiados por el Estado, lo que representa uno de los mayores gastos en moneda extranjera junto al pago de la deuda externa. En junio, el presidente Luis Arce advirtió públicamente que el país enfrentaba riesgos de default y reconoció que el suministro de combustibles no estaba asegurado. Disputas políticas y ausencia de responsabilidades A pesar de la gravedad de la crisis, ningún actor político ha asumido plena responsabilidad. El presidente Arce ha atribuido parte de la situación al deterioro de la industria petrolera durante el gobierno de su antecesor, Evo Morales, a pesar de que él mismo fue ministro de Economía durante más de una década en ese mismo período. Asimismo, ha responsabilizado a la Asamblea Legislativa por no aprobar créditos externos que podrían entregar liquidez en dólares, aunque estén destinados a proyectos de inversión pública. Desde la oposición y sectores críticos del oficialismo, se cuestiona el modelo económico vigente y se apunta directamente a la mala gestión del actual gobierno. En ese marco, el expresidente Evo Morales ha profundizado su distanciamiento con Arce, acusándolo de conducir al país a una crisis sin precedentes, en un conflicto de poder que ha polarizado aún más el escenario político. Malestar social y demandas institucionales Las tensiones políticas se suman a un creciente descontento social frente al deterioro económico, la inseguridad, y la falta de respuestas desde el Estado. Bolivia es una sociedad marcada por la desigualdad y la desconfianza institucional, donde los ciudadanos exigen mayor transparencia, un sistema judicial independiente y reformas estructurales que renueven el pacto social. La falta de independencia de los poderes públicos, el estancamiento del aparato judicial y las constantes pugnas entre oficialismo y oposición han generado un clima de incertidumbre, que permea incluso en el desarrollo de los actos del Bicentenario. Celebraciones con tono solemne y mirada al futuro Pese al complejo escenario, Bolivia ha desplegado un calendario de actividades para conmemorar los 200 años de su independencia. Esta semana se presentaron tres monedas conmemorativas: una de curso legal y dos de colección, junto con un monumento dedicado a Juana Azurduy de Padilla, heroína de las guerras de independencia en el Alto Perú. Además, se realizaron desfiles cívicos y se decretaron dos días de feriado nacional para permitir a la población participar de los actos conmemorativos. Uno de los momentos más esperados será el discurso del presidente Luis Arce ante la Asamblea Legislativa, en una sesión solemne en la histórica ciudad de Sucre. Visitas internacionales y cancelaciones Para esta fecha simbólica, se espera la presencia de diversas delegaciones extranjeras y líderes de la región. Entre las visitas confirmadas están la presidenta de Honduras, Xiomara Castro; el presidente de Paraguay, Santiago Peña; y la vicepresidenta de Ecuador, María José Pinto. El presidente chileno Gabriel Boric había confirmado su participación, pero canceló su viaje debido a la tragedia ocurrida recientemente en Chile, tras la muerte de seis trabajadores en un accidente en la mina El Teniente de Codelco. Elecciones y expectativas de cambio La conmemoración del Bicentenario se produce a solo días de las elecciones nacionales, programadas para el 17 de agosto. En ese contexto, el llamado a una renovación política y económica resuena con fuerza en el país. Las encuestas de intención de voto muestran una ventaja de los candidatos de oposición, que proponen cambios profundos al actual modelo económico. No obstante, el porcentaje de indecisos sigue siendo significativo, por lo que el escenario electoral permanece abierto. El clima social y político que rodea al Bicentenario podría influir directamente en los resultados electorales y en el rumbo que adopte Bolivia en los próximos años.
Conmoción ha causado en Chile y Europa la muerte de María Fernanda Rojas Ortiz, enfermera chilena de 31 años, una de las cuatro víctimas fatales del accidente aéreo ocurrido el domingo en el aeropuerto de Southend, al este de Londres, Reino Unido. La joven, nacida en Chile y con ciudadanía alemana, vivía en Europa donde desarrollaba su carrera profesional en el área de la salud. María Fernanda cursó sus estudios en el Colegio Chuquicamata y tuvo una etapa laboral en el sector público chileno antes de emigrar. En febrero de 2024 se casó y, al momento del accidente, se encontraba realizando su primer vuelo como enfermera aérea, según relató su amiga Anna Smith a la BBC. “Era el alma más amable, tenía un corazón generoso y eligió una profesión que reflejaba eso”, dijo Smith, visiblemente afectada. “Estaba emocionada por su nuevo trabajo. No podemos creer que esto sea real”. El vuelo en el que viajaba era operado por Zeusch Aviation, una empresa neerlandesa especializada en evacuaciones médicas, con base en Lelystad. La aeronave, un Beech B200 Super King Air, tenía como destino Países Bajos, pero por razones que aún se investigan, sufrió dificultades técnicas y se estrelló en el aeropuerto de Southend, donde ya había aterrizado previamente ese día. La policía del condado de Essex, a través de su vocero Morgan Cronin, confirmó que las cuatro personas a bordo fallecieron en el impacto. Las autoridades británicas y organismos aeronáuticos se encuentran indagando las causas del siniestro. La noticia ha generado profunda tristeza entre familiares, amigos y colegas, quienes han destacado no solo su vocación y compromiso como enfermera, sino también su calidez humana y espíritu alegre.
El anuncio del expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, sobre un arancel del 50% a las importaciones de cobre refinado ha generado gran inquietud a nivel internacional. De acuerdo a lo publicado este viernes por Bloomberg, medio especializado en economía, esta medida —que entraría en vigor el próximo 1 de agosto— tendría como blanco principal al cobre refinado, afectando directamente a países como Chile, que lideran el suministro de este recurso al mercado estadounidense. Aunque la Casa Blanca aún no ha emitido una declaración oficial detallando la implementación de esta política, Bloomberg cita a fuentes cercanas al anuncio para confirmar que el arancel está dirigido específicamente al cobre refinado, categoría que representa la mayor proporción de las importaciones de cobre por parte de EE.UU. Según datos de la Cámara Chilena Norteamericana de Comercio, solo en 2024 el cobre refinado representó el 41% del total de las importaciones estadounidenses del metal rojo, consolidando a Chile como su principal proveedor. Ante este escenario, la entidad manifestó su profunda preocupación por las eventuales repercusiones que esta medida podría generar en la industria nacional y en el comercio bilateral. El medio estadounidense advierte que el impacto de esta política será significativo. El cobre refinado es un insumo fundamental para múltiples sectores productivos: redes eléctricas, construcción, manufactura automotriz y electrónica de consumo. Además, los productos semiacabados también estarían sujetos a estos aranceles, lo que amplifica los posibles efectos sobre la cadena de valor industrial. De confirmarse oficialmente esta decisión, Chile no solo enfrentaría una baja en sus exportaciones a uno de sus principales socios comerciales, sino también una potencial reconfiguración del mercado global del cobre. La medida podría alterar flujos comerciales, precios internacionales y decisiones de inversión en el sector minero, especialmente en un momento en que la transición aumenta la demanda energética por este mineral estratégico. Cobre refinado El cobre refinado es cobre que ha sido sometido a un proceso de purificación para alcanzar un alto nivel generalmente superior al 99.9%, eliminando impurezas y otros metales presentes en el mineral original. Este proceso puede ser pirometalúrgico (refinación por calor) o electrolítico (refinación por electrólisis). El cobre refinado es ampliamente utilizado en aplicaciones eléctricas, electrónicas y de construcción debido a su excelente conductividad eléctrica y térmica.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, cumplió su advertencia y anunció un arancel del 50% al cobre chileno, medida que genera alarma en el sector exportador nacional. Con esta decisión, el mandatario republicano reconfigura el escenario comercial internacional, afectando directamente a Chile, principal proveedor del metal rojo a la economía norteamericana. Solo en 2024, Chile exportó alrededor de US$6.200 millones en cobre a EE.UU., equivalente al 35,7% de las importaciones totales de ese país. Entre enero y noviembre, se enviaron 544 mil toneladas de cátodos por un valor superior a US$ 5.000 millones. La medida tendrá efectos significativos. En primer lugar, podría desincentivar la compra de cobre chileno, reducir los ingresos fiscales —en un contexto de déficit del 2,9% del PIB y deuda pública en aumento— y generar desempleo en la industria minera, uno de los pilares laborales del país. Además, se proyecta un freno a las inversiones en nuevos proyectos y un eventual aumento de la inflación, especialmente si el arancel entra en vigor el 1 de agosto. Desde el anuncio, el precio del cobre subió un 11%, reflejando la sensibilidad del mercado. La Cámara Minera de Chile advirtió que esta situación debe llevar al país a reforzar su estrategia comercial, diversificar socios y avanzar hacia la industrialización del cobre. Mientras Chile cierra fundiciones, otros países las abren. Debemos dejar de ser meros exportadores de materias primas, indicó Manuel Viera, Presidente de la Cámara Minera de Chile. El escenario se vuelve aún más complejo considerando que Chile y EE.UU. mantienen un Tratado de Libre Comercio vigente desde 2003. La imposición de aranceles rompe con esta lógica y podría tensar la relación bilateral. Frente a esto, la Cámara Minera recomienda iniciar diálogos diplomáticos urgentes, fortalecer los vínculos con Asia, Europa y América Latina, e incentivar la producción nacional con valor agregado. De lo contrario, advierten, Chile quedará expuesto a los vaivenes de una economía global cada vez más proteccionista. En definitiva, el arancel de Trump no solo es un desafío comercial, sino una advertencia que obliga al país a repensar su modelo exportador ya priorizar el interés nacional por sobre cualquier sesgo político o ideológico.