La gran minería, junto a empresas proveedoras, contratistas, servicios logísticos, transporte y mantenimiento, conforman un ecosistema laboral diverso que impulsa a diario la economía de la Región de Antofagasta y del país. Esta articulación con sectores como el energético y portuario ha sido clave para reducir el desempleo y mejorar la calidad de vida de miles de familias en el norte de Chile. Según cifras del INE (2024), más de 287.000 personas trabajan actualmente en la industria minera a nivel nacional, de las cuales cerca de 126.000 lo hacen en Antofagasta, incluyendo empleos directos e indirectos. Esta cifra consolida a la región como el principal polo productivo del país, destacando su rol estratégico en generación de empleo, innovación tecnológica y desarrollo económico. “Estos empleos no son solo cifras: son personas, familias y trayectorias de vida que encuentran en la industria una oportunidad de progreso. Antofagasta no solo lidera en producción minera, sino también en la creación de desarrollo social, con trabajo digno y espacio para el talento local”, señaló Fernando Cortez, gerente general de la Asociación de Industriales de Antofagasta. La proyección de crecimiento se ve reforzada por iniciativas como el proyecto Nueva Centinela, que en su fase operativa hacia 2027 requerirá cerca de 13 mil nuevos trabajadores, y el Parque Eólico Nuevo Horizonte, que ya genera 1.200 empleos. Ambos reflejan cómo la sinergia intersectorial estimula la inversión y la empleabilidad regional. El avance también se traduce en inclusión: más de 11 mil mujeres se han incorporado a la minería y sectores asociados, abriendo espacios de desarrollo profesional e impulsando a nuevas generaciones de jóvenes a interesarse por carreras ligadas al rubro. Este proceso promueve mayor diversidad y equidad en una industria históricamente masculinizada. Con una demanda proyectada de más de 14.500 nuevos trabajadores para el año 2032 (según CCM-Eleva), la Región de Antofagasta reafirma su posición como pilar del desarrollo nacional, combinando crecimiento económico, cohesión social y sostenibilidad.
La gran minería, junto a empresas proveedoras, contratistas, servicios logísticos, transporte y mantenimiento, conforman un ecosistema laboral diverso que impulsa a diario la economía de la Región de Antofagasta y del país. Esta articulación con sectores como el energético y portuario ha sido clave para reducir el desempleo y mejorar la calidad de vida de miles de familias en el norte de Chile. Según cifras del INE (2024), más de 287.000 personas trabajan actualmente en la industria minera a nivel nacional, de las cuales cerca de 126.000 lo hacen en Antofagasta, incluyendo empleos directos e indirectos. Esta cifra consolida a la región como el principal polo productivo del país, destacando su rol estratégico en generación de empleo, innovación tecnológica y desarrollo económico. “Estos empleos no son solo cifras: son personas, familias y trayectorias de vida que encuentran en la industria una oportunidad de progreso. Antofagasta no solo lidera en producción minera, sino también en la creación de desarrollo social, con trabajo digno y espacio para el talento local”, señaló Fernando Cortez, gerente general de la Asociación de Industriales de Antofagasta. La proyección de crecimiento se ve reforzada por iniciativas como el proyecto Nueva Centinela, que en su fase operativa hacia 2027 requerirá cerca de 13 mil nuevos trabajadores, y el Parque Eólico Nuevo Horizonte, que ya genera 1.200 empleos. Ambos reflejan cómo la sinergia intersectorial estimula la inversión y la empleabilidad regional. El avance también se traduce en inclusión: más de 11 mil mujeres se han incorporado a la minería y sectores asociados, abriendo espacios de desarrollo profesional e impulsando a nuevas generaciones de jóvenes a interesarse por carreras ligadas al rubro. Este proceso promueve mayor diversidad y equidad en una industria históricamente masculinizada. Con una demanda proyectada de más de 14.500 nuevos trabajadores para el año 2032 (según CCM-Eleva), la Región de Antofagasta reafirma su posición como pilar del desarrollo nacional, combinando crecimiento económico, cohesión social y sostenibilidad.