En pleno corazón del desierto más árido del mundo, el Río Loa ha sido oficialmente declarado Humedal Urbano por el Ministerio del Medio Ambiente. Esta importante designación abarca una superficie aproximada de 518 hectáreas y se extiende entre las comunas de Calama y María Elena, en la Región de Antofagasta. Su reconocimiento busca proteger este valioso ecosistema y fomentar un desarrollo urbano que respete y conviva con la naturaleza. El Río Loa es mucho más que un curso de agua: es un verdadero corredor biológico que conecta las zonas altoandinas con los valles bajos. En este espacio conviven numerosas especies de flora y fauna, muchas de ellas únicas en el mundo. Se han identificado al menos 55 especies de vertebrados, entre peces, reptiles, aves y mamíferos, de las cuales 47 son nativas y 4 endémicas, es decir, que no existen en ningún otro lugar del planeta. Uno de los grandes protagonistas de este ecosistema es el pejerrey del Loa (Basilichthys semotilus), una especie de pez microendémica que actualmente se encuentra en peligro de extinción. También habitan en el sector reptiles como el Liolaemus paulinae y mamíferos como el zorro culpeo (Lycalopex culpaeus) y varias especies de murciélagos, además del majestuoso halcón peregrino (Falco peregrinus). En cuanto a la vegetación, se han registrado cerca de 20 especies de plantas vasculares, la mayoría nativas. Entre ellas destaca la Atriplex atacamensis (cachiyuyo), una especie endémica del norte chileno que, además de su valor ecológico, cumple un rol fundamental en la filtración de contaminantes. También se han encontrado algas verdes filamentosas que forman parte de la vida acuática del humedal. Pero este ecosistema no solo aporta a la biodiversidad. También cumple servicios ecosistémicos fundamentales: proporciona agua potable a Calama, sirve para actividades productivas como la agricultura, ganadería y minería, y ayuda a regular posibles inundaciones. Además, es un lugar con valor cultural y espiritual para los pueblos originarios, y ofrece espacios para la observación de aves y la educación ambiental. Con la declaración como Humedal Urbano, cualquier obra o proyecto que se realice en la zona deberá cumplir con estrictos criterios de sustentabilidad, asegurando que el equilibrio natural del lugar no se vea afectado. Las labores que realiza el Ministerio de Obras Públicas, como la limpieza del cauce o el mantenimiento de las riberas, serán parte del manejo sustentable del humedal urbano.
En pleno corazón del desierto más árido del mundo, el Río Loa ha sido oficialmente declarado Humedal Urbano por el Ministerio del Medio Ambiente. Esta importante designación abarca una superficie aproximada de 518 hectáreas y se extiende entre las comunas de Calama y María Elena, en la Región de Antofagasta. Su reconocimiento busca proteger este valioso ecosistema y fomentar un desarrollo urbano que respete y conviva con la naturaleza. El Río Loa es mucho más que un curso de agua: es un verdadero corredor biológico que conecta las zonas altoandinas con los valles bajos. En este espacio conviven numerosas especies de flora y fauna, muchas de ellas únicas en el mundo. Se han identificado al menos 55 especies de vertebrados, entre peces, reptiles, aves y mamíferos, de las cuales 47 son nativas y 4 endémicas, es decir, que no existen en ningún otro lugar del planeta. Uno de los grandes protagonistas de este ecosistema es el pejerrey del Loa (Basilichthys semotilus), una especie de pez microendémica que actualmente se encuentra en peligro de extinción. También habitan en el sector reptiles como el Liolaemus paulinae y mamíferos como el zorro culpeo (Lycalopex culpaeus) y varias especies de murciélagos, además del majestuoso halcón peregrino (Falco peregrinus). En cuanto a la vegetación, se han registrado cerca de 20 especies de plantas vasculares, la mayoría nativas. Entre ellas destaca la Atriplex atacamensis (cachiyuyo), una especie endémica del norte chileno que, además de su valor ecológico, cumple un rol fundamental en la filtración de contaminantes. También se han encontrado algas verdes filamentosas que forman parte de la vida acuática del humedal. Pero este ecosistema no solo aporta a la biodiversidad. También cumple servicios ecosistémicos fundamentales: proporciona agua potable a Calama, sirve para actividades productivas como la agricultura, ganadería y minería, y ayuda a regular posibles inundaciones. Además, es un lugar con valor cultural y espiritual para los pueblos originarios, y ofrece espacios para la observación de aves y la educación ambiental. Con la declaración como Humedal Urbano, cualquier obra o proyecto que se realice en la zona deberá cumplir con estrictos criterios de sustentabilidad, asegurando que el equilibrio natural del lugar no se vea afectado. Las labores que realiza el Ministerio de Obras Públicas, como la limpieza del cauce o el mantenimiento de las riberas, serán parte del manejo sustentable del humedal urbano.