“Recibimos un país devastado, con una economía quebrada, inflación, escasez, deuda y desconfianza”, afirmó el nuevo presidente de Bolivia, Paz, al asumir en la Asamblea Legislativa Plurinacional. El mandatario, de 58 años, apuntó directamente a sus antecesores, Evo Morales y Luis Arce, por la crisis económica, y llamó a la unidad nacional: “¿Qué carajo hicieron con la bonanza?”, exclamó. En su primer discurso, destacó su compromiso con la descentralización, la producción y la simplificación del Estado, mediante créditos accesibles, reformas tributarias y la eliminación de trabas burocráticas. A la ceremonia asistieron los presidentes de Argentina, Chile, Paraguay, Uruguay y Ecuador, además de una delegación de Estados Unidos, simbolizando un cambio histórico en la política exterior boliviana tras décadas de distanciamiento diplomático. “Nunca más una Bolivia aislada del mundo”, declaró, en sintonía con la ola liberal que recorre la región. Economista y político de larga trayectoria, Paz sorprendió al ganar la presidencia en primera vuelta con el 54% de los votos, impulsado por su compañero de fórmula, Edmand Lara, un ex policía popular por sus denuncias anticorrupción. Su lema de campaña, “capitalismo para todos”, conectó con el electorado informal y la nueva burguesía urbana de origen indígena. Aunque prometió no recurrir a créditos externos, rápidamente negoció con organismos internacionales y la CAF para estabilizar las finanzas. Enfrenta ahora una economía en recesión, con déficit fiscal, inflación y reservas al límite. En su discurso final pidió un “acuerdo nacional del Bicentenario” para reconstruir el país. “Estamos de pie, firmes por la patria y decididos a salir de esta”, concluyó.
Las elecciones presidenciales de este domingo en Bolivia marcaron un punto de quiebre histórico: por primera vez en dos décadas el Movimiento al Socialismo (MAS) quedó fuera del protagonismo electoral. El senador Rodrigo Paz Pereira y el expresidente Jorge “Tuto” Quiroga se convirtieron en los dos candidatos más votados y disputarán la segunda vuelta. De acuerdo con los resultados preliminares del Tribunal Supremo Electoral (TSE), con más del 90% de las actas escrutadas, Paz —del Partido Demócrata Cristiano— alcanzó 1.561.000 votos, equivalentes al 32,08%. Quiroga, abanderado de la alianza opositora Alianza Libre, obtuvo 1.311.000 sufragios, con un 26,94%. El MAS sufrió un desplome histórico: apenas logró un 3,14%, cayendo al sexto lugar, lo que simboliza el fin del ciclo político iniciado con Evo Morales en 2005. Más atrás quedaron el empresario Samuel Doria Medina, quien partía como favorito según las encuestas, con un 19,93%, y el joven dirigente de izquierda Andrónico Rodríguez, con un 8,15%. La participación fue alta: un 78,55% de los 7,5 millones de electores habilitados acudieron a las urnas. El pase a segunda vuelta evidencia la fuerte fragmentación opositora. Pese a intentos previos de converger en una sola candidatura, las diferencias internas llevaron a competir con múltiples cartas, favoreciendo la dispersión de votos. Rodrigo Paz, de 54 años, hijo del expresidente Jaime Paz Zamora, ha construido su carrera en el Congreso y como alcalde de Tarija. Su candidatura se consolidó en las últimas semanas con un discurso de renovación y moderación, respaldado por su compañero de fórmula, Edman Lara, un expolicía con perfil anticorrupción. Jorge Quiroga, de 65 años, ya ejerció la presidencia entre 2001 y 2002. Su campaña se apoya en la experiencia y en un tono duro contra el MAS, lo que le asegura respaldo en sectores opositores más radicales, aunque limita su llegada a votantes moderados. De este modo, la segunda vuelta enfrentará dos estilos distintos: Paz, como opción de recambio y moderación, y Quiroga, como figura de experiencia y discurso ideológico más marcado. Ambos buscarán encarnar el fin de la era del MAS y ofrecer respuestas a una ciudadanía que exige soluciones urgentes ante la crisis económica.
“Recibimos un país devastado, con una economía quebrada, inflación, escasez, deuda y desconfianza”, afirmó el nuevo presidente de Bolivia, Paz, al asumir en la Asamblea Legislativa Plurinacional. El mandatario, de 58 años, apuntó directamente a sus antecesores, Evo Morales y Luis Arce, por la crisis económica, y llamó a la unidad nacional: “¿Qué carajo hicieron con la bonanza?”, exclamó. En su primer discurso, destacó su compromiso con la descentralización, la producción y la simplificación del Estado, mediante créditos accesibles, reformas tributarias y la eliminación de trabas burocráticas. A la ceremonia asistieron los presidentes de Argentina, Chile, Paraguay, Uruguay y Ecuador, además de una delegación de Estados Unidos, simbolizando un cambio histórico en la política exterior boliviana tras décadas de distanciamiento diplomático. “Nunca más una Bolivia aislada del mundo”, declaró, en sintonía con la ola liberal que recorre la región. Economista y político de larga trayectoria, Paz sorprendió al ganar la presidencia en primera vuelta con el 54% de los votos, impulsado por su compañero de fórmula, Edmand Lara, un ex policía popular por sus denuncias anticorrupción. Su lema de campaña, “capitalismo para todos”, conectó con el electorado informal y la nueva burguesía urbana de origen indígena. Aunque prometió no recurrir a créditos externos, rápidamente negoció con organismos internacionales y la CAF para estabilizar las finanzas. Enfrenta ahora una economía en recesión, con déficit fiscal, inflación y reservas al límite. En su discurso final pidió un “acuerdo nacional del Bicentenario” para reconstruir el país. “Estamos de pie, firmes por la patria y decididos a salir de esta”, concluyó.
Las elecciones presidenciales de este domingo en Bolivia marcaron un punto de quiebre histórico: por primera vez en dos décadas el Movimiento al Socialismo (MAS) quedó fuera del protagonismo electoral. El senador Rodrigo Paz Pereira y el expresidente Jorge “Tuto” Quiroga se convirtieron en los dos candidatos más votados y disputarán la segunda vuelta. De acuerdo con los resultados preliminares del Tribunal Supremo Electoral (TSE), con más del 90% de las actas escrutadas, Paz —del Partido Demócrata Cristiano— alcanzó 1.561.000 votos, equivalentes al 32,08%. Quiroga, abanderado de la alianza opositora Alianza Libre, obtuvo 1.311.000 sufragios, con un 26,94%. El MAS sufrió un desplome histórico: apenas logró un 3,14%, cayendo al sexto lugar, lo que simboliza el fin del ciclo político iniciado con Evo Morales en 2005. Más atrás quedaron el empresario Samuel Doria Medina, quien partía como favorito según las encuestas, con un 19,93%, y el joven dirigente de izquierda Andrónico Rodríguez, con un 8,15%. La participación fue alta: un 78,55% de los 7,5 millones de electores habilitados acudieron a las urnas. El pase a segunda vuelta evidencia la fuerte fragmentación opositora. Pese a intentos previos de converger en una sola candidatura, las diferencias internas llevaron a competir con múltiples cartas, favoreciendo la dispersión de votos. Rodrigo Paz, de 54 años, hijo del expresidente Jaime Paz Zamora, ha construido su carrera en el Congreso y como alcalde de Tarija. Su candidatura se consolidó en las últimas semanas con un discurso de renovación y moderación, respaldado por su compañero de fórmula, Edman Lara, un expolicía con perfil anticorrupción. Jorge Quiroga, de 65 años, ya ejerció la presidencia entre 2001 y 2002. Su campaña se apoya en la experiencia y en un tono duro contra el MAS, lo que le asegura respaldo en sectores opositores más radicales, aunque limita su llegada a votantes moderados. De este modo, la segunda vuelta enfrentará dos estilos distintos: Paz, como opción de recambio y moderación, y Quiroga, como figura de experiencia y discurso ideológico más marcado. Ambos buscarán encarnar el fin de la era del MAS y ofrecer respuestas a una ciudadanía que exige soluciones urgentes ante la crisis económica.