La Cámara Chilena de la Construcción (CChC) Antofagasta presentó el Informe de Vivienda Pública 2024, elaborado por su Comité de Vivienda y la Unidad de Estudios, que analiza la evolución habitacional regional entre 2014 y 2024, evidenciando brechas estructurales y proponiendo soluciones para reducir el déficit. Según el documento, la Región de Antofagasta enfrenta un déficit total de 50.847 viviendas, compuesto por 37.123 unidades faltantes —entre familias allegadas, viviendas irrecuperables y casos de hacinamiento—, 12.824 familias en campamentos y 900 personas en situación de calle. El presidente del Comité de Vivienda, Thomas Müller Esparza, enfatizó que “pese a los esfuerzos del Plan de Emergencia Habitacional, aún queda mucho por hacer”, destacando la necesidad de adaptar las políticas a la realidad regional, fortalecer alianzas público-privadas y explorar nuevos modelos de acceso como el arriendo con subsidio, cooperativas y microcondominios. El informe también detalla que solo el 44% de los subsidios otorgados entre 2014 y 2024 fueron efectivamente pagados. En los sectores vulnerables, de 14.128 subsidios se concretaron 8.544, mientras que en los sectores medios solo se materializó el 26%, evidenciando la escasez de proyectos de integración social (DS19). Asimismo, se constata que la mayoría de los proyectos DS49 y DS19 se concentran en el norte alto de la ciudad, zonas con escasa conectividad, áreas verdes y servicios, lo que contradice los objetivos de integración territorial del programa. Müller recalcó la urgencia de “identificar terrenos pericentrales para nuevos desarrollos habitacionales y regenerar áreas urbanas deterioradas”. Respecto al Plan de Emergencia Habitacional, de la meta de 17.400 viviendas a 2026, se ha completado un 32% (5.641), mientras otro 22% está en ejecución. Sin embargo, persisten nudos críticos como la burocracia estatal, la falta de planificación intersectorial, el alto valor del suelo y la baja inversión privada. El informe también advierte que la vivienda en la región no es asequible : una familia promedio debe destinar sus ingresos completos durante 10,9 años para adquirir una vivienda, según el índice Price Income Ratio. Solo el 10% de los hogares cumple los requisitos para acceder a un crédito hipotecario, lo que excluye al 90% de la población del mercado formal. En cuanto al subsidio de arriendo (DS52), el estudio revela que de 1.998 subsidios otorgados, solo 649 (32%) se han pagado, reflejando un bajo impacto y la necesidad de un nuevo modelo que permita acceder a viviendas bien localizadas. La CChC plantea propuestas clave: promover un crecimiento urbano equilibrado, planificar con enfoque territorial y adaptar las políticas habitacionales a las necesidades reales de la población. “El desafío es trabajar unidos para que la vivienda deje de ser un privilegio y vuelva a ser un derecho accesible en Antofagasta”, concluyó Müller.
En entrevista televisiva, el presidente de la Cámara Chilena de la Construcción Antofagasta, Jorge Maturana, advirtió sobre la falta de liderazgo y coordinación entre autoridades para enfrentar los principales problemas urbanos de la ciudad: movilidad, conectividad y déficit habitacional. Maturana sostuvo que la capital regional “arrastra desde hace dos décadas diagnósticos y estudios que no se traducen en obras”, ejemplificando con los proyectos de transporte masivo –como tranvías o corredores de buses– que nunca se han concretado pese a sucesivos anuncios. En ese sentido, planteó que existe una oportunidad clave con la reconversión de terrenos del Ferrocarril de Antofagasta (FCAB), que permitiría habilitar un eje de transporte de norte a sur, conectando áreas habitacionales en desarrollo, el Hospital Regional y futuros polos urbanos. “El ferrocarril tiene la llave maestra para mejorar la ciudad. La conectividad debe pasar por los patios ferroviarios, integrando proyectos habitacionales y de infraestructura”, subrayó. Respecto a la crisis habitacional y proliferación de campamentos, el dirigente afirmó que el problema radica en la falta de terrenos bien ubicados y de vivienda accesible. “Hoy en Antofagasta el promedio de una vivienda bordea las 4.200 UF, lo que la hace inalcanzable para profesionales jóvenes y familias emergentes. Necesitamos repensar la política habitacional y construir ciudad, no solo casas aisladas junto a vertederos o barrios industriales”, agregó. Maturana llamó a las autoridades regionales, particularmente al Gobierno Regional y al Ministerio de Vivienda, a encabezar un plan maestro que permita integrar movilidad, vivienda y desarrollo urbano sostenible. “Lo que falta no son recursos, sino voluntad y liderazgo técnico. Antofagasta debe dejar de ser solo la ‘capital minera’ y proyectarse como una ciudad amable, verde y habitable”, concluyó.
La Cámara Chilena de la Construcción (CChC) Antofagasta presentó el Informe de Vivienda Pública 2024, elaborado por su Comité de Vivienda y la Unidad de Estudios, que analiza la evolución habitacional regional entre 2014 y 2024, evidenciando brechas estructurales y proponiendo soluciones para reducir el déficit. Según el documento, la Región de Antofagasta enfrenta un déficit total de 50.847 viviendas, compuesto por 37.123 unidades faltantes —entre familias allegadas, viviendas irrecuperables y casos de hacinamiento—, 12.824 familias en campamentos y 900 personas en situación de calle. El presidente del Comité de Vivienda, Thomas Müller Esparza, enfatizó que “pese a los esfuerzos del Plan de Emergencia Habitacional, aún queda mucho por hacer”, destacando la necesidad de adaptar las políticas a la realidad regional, fortalecer alianzas público-privadas y explorar nuevos modelos de acceso como el arriendo con subsidio, cooperativas y microcondominios. El informe también detalla que solo el 44% de los subsidios otorgados entre 2014 y 2024 fueron efectivamente pagados. En los sectores vulnerables, de 14.128 subsidios se concretaron 8.544, mientras que en los sectores medios solo se materializó el 26%, evidenciando la escasez de proyectos de integración social (DS19). Asimismo, se constata que la mayoría de los proyectos DS49 y DS19 se concentran en el norte alto de la ciudad, zonas con escasa conectividad, áreas verdes y servicios, lo que contradice los objetivos de integración territorial del programa. Müller recalcó la urgencia de “identificar terrenos pericentrales para nuevos desarrollos habitacionales y regenerar áreas urbanas deterioradas”. Respecto al Plan de Emergencia Habitacional, de la meta de 17.400 viviendas a 2026, se ha completado un 32% (5.641), mientras otro 22% está en ejecución. Sin embargo, persisten nudos críticos como la burocracia estatal, la falta de planificación intersectorial, el alto valor del suelo y la baja inversión privada. El informe también advierte que la vivienda en la región no es asequible : una familia promedio debe destinar sus ingresos completos durante 10,9 años para adquirir una vivienda, según el índice Price Income Ratio. Solo el 10% de los hogares cumple los requisitos para acceder a un crédito hipotecario, lo que excluye al 90% de la población del mercado formal. En cuanto al subsidio de arriendo (DS52), el estudio revela que de 1.998 subsidios otorgados, solo 649 (32%) se han pagado, reflejando un bajo impacto y la necesidad de un nuevo modelo que permita acceder a viviendas bien localizadas. La CChC plantea propuestas clave: promover un crecimiento urbano equilibrado, planificar con enfoque territorial y adaptar las políticas habitacionales a las necesidades reales de la población. “El desafío es trabajar unidos para que la vivienda deje de ser un privilegio y vuelva a ser un derecho accesible en Antofagasta”, concluyó Müller.
En entrevista televisiva, el presidente de la Cámara Chilena de la Construcción Antofagasta, Jorge Maturana, advirtió sobre la falta de liderazgo y coordinación entre autoridades para enfrentar los principales problemas urbanos de la ciudad: movilidad, conectividad y déficit habitacional. Maturana sostuvo que la capital regional “arrastra desde hace dos décadas diagnósticos y estudios que no se traducen en obras”, ejemplificando con los proyectos de transporte masivo –como tranvías o corredores de buses– que nunca se han concretado pese a sucesivos anuncios. En ese sentido, planteó que existe una oportunidad clave con la reconversión de terrenos del Ferrocarril de Antofagasta (FCAB), que permitiría habilitar un eje de transporte de norte a sur, conectando áreas habitacionales en desarrollo, el Hospital Regional y futuros polos urbanos. “El ferrocarril tiene la llave maestra para mejorar la ciudad. La conectividad debe pasar por los patios ferroviarios, integrando proyectos habitacionales y de infraestructura”, subrayó. Respecto a la crisis habitacional y proliferación de campamentos, el dirigente afirmó que el problema radica en la falta de terrenos bien ubicados y de vivienda accesible. “Hoy en Antofagasta el promedio de una vivienda bordea las 4.200 UF, lo que la hace inalcanzable para profesionales jóvenes y familias emergentes. Necesitamos repensar la política habitacional y construir ciudad, no solo casas aisladas junto a vertederos o barrios industriales”, agregó. Maturana llamó a las autoridades regionales, particularmente al Gobierno Regional y al Ministerio de Vivienda, a encabezar un plan maestro que permita integrar movilidad, vivienda y desarrollo urbano sostenible. “Lo que falta no son recursos, sino voluntad y liderazgo técnico. Antofagasta debe dejar de ser solo la ‘capital minera’ y proyectarse como una ciudad amable, verde y habitable”, concluyó.