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2 de enero de 2024

El alcalde Jonathan Velásquez o el síndrome del Guasón

Un video muestra al alcalde Jonathan Velásquez respondiendo a críticas y amenazando a posibles oponentes políticos, con un comportamiento que recuerda al personaje del Guasón, en la saga de Batman.

Cristian Zamorano Guzmán

En un video cuyo fin era destacar la labor del concejal Gabriel Alvial, durante el periodo de Navidad, por haber distribuido regalos a niñas y niños disfrazado de Viejito Pascuero, el alcalde Jonathan Velásquez aprovechó la oportunidad de responder a quienes han criticado su gestión y que a la vez aspiran a llegar al sillón municipal o al Gobierno Regional en 2024. A esas personas, y ante su propia webcam, difundiendo aquello en sus redes sociales, indicó que “yo mismo me encargaré de que varios personajes que quieren ser gobernador, gobernadora o alcalde no lo sean”. Esa salida, vehemente, por parte del edil es resultante de las críticas de las cuales es objeto debido a su gestión del quehacer municipal. Una respuesta y anuncio digno de un personaje malvado de los DC Comics, como el Guasón por ejemplo.

Si hacemos un llamado al aérea de la psicología, si nos fiamos a lo indicado en el portal de especialistas MSDManuals, por el Doctor en medicina Mark Zimmerman, quien trabaja en el Hospital de Rhode Island, un trastorno límite de la personalidad se caracteriza por un patrón de conducta persistente de inestabilidad e hipersensibilidad en las relaciones interpersonales (y por ende profesionales también), inestabilidad en la imagen personal, fluctuaciones extremas del estado de ánimo e impulsividad.

El doctor señala que los pacientes con ese trastorno tienen dificultad para controlar su ira y a menudo muestran un enojo inapropiado e intenso. Pueden expresar su ira con sarcasmo, amargura o diatribas de ira, a menudo dirigida a su cuidador, pareja, entorno, debido a que tienen la sensación de vivir una situación de negligencia o abandono. Después de la crisis, a menudo, se sienten avergonzados y culpables, lo que refuerza su sensación de ser un personaje malo… algo como el Guasón en el comic Batman.

Según el doctor Zimmerman, esa impulsividad caracterizada genera muchas veces una autolesión. Estos pacientes pueden apostar, por ejemplo, por tener relaciones sexuales sin protección, comer compulsivamente, conducir imprudentemente, consumir sustancias o efectuar gastos excesivos, ser adicto a los juegos de dinero y apuestas buscando una alta sensación de vértigo. Todos esos son comportamientos que son calificados en el lenguaje común como “borderlines” (“al filo de la raya”). El personaje del Guasón en Batman se comporta continuamente así, salvo que no va frecuentemente al Casino. Pero en todo caso, lo más alarmante, según lo indicado, es el hecho que los comportamientos suicidas, la automutilación (p. ej., cortes, quemaduras) pero también los gestos y la expresión de amenazas son muy comunes en ese actuar. Se reitera, numerosas veces y de manera seguida, una voluntad de querer vengarse

Más allá de la psicología, desde un punto de vista del actuar político, si uno analiza la situación y recuerda al alcalde cuando era “Plan 9”, el animador de televisión local, puede constatar que el personaje sigue siendo  el mismo, o más bien el edil retoma actitudes del animador. Eso de querer, a toda costa, burlarse o funar gente siempre lo ha realizado e inclusive gracias a eso se hizo famoso en la ciudad de Antofagasta…  salvo que este vez lo sigue haciendo olvidándose que llegó a ser alcalde.

Por otro lado,  lo que él mismo critica, es lo mismo que él realizó a lo largo de todo su periodo como concejal, atacando sin parar, a justo título o no, la administración de la entonces alcaldesa Karen Rojo. Difícilmente puede haber un doble discurso y actuar más marcado. Acá, más que “borderline”, pareciera que estemos frente a un caso que roza la esquizofrenia o la amnesia selectiva.

En el video mencionado, el alcalde felicita a un concejal por haberse disfrazado para las fiestas de fin de año. Podríamos preguntarnos, ¿de qué sirven los Viejitos Pascueros cuando, en la ciudad, hay basura por todos lados y las playas no están todas habilitadas? Porque eso tambien les importa a los niños. Y no solo a ellos. Con el alcalde Jonathan Velásquez siempre recaímos en lo mismo. En solo espectáculo, en métodos comunicacionales y populistas básicos, en nada de gestión, nada de concreto, y los que no entienden su manera de gobernar…. son los antagonistas del relato que él implementó y que varios siguen a través de sus redes sociales.  Miles en realidad. Cantidad que ven al super concejal tratando de ser un revindicado alcalde Guasón. Sin que a ningún otra autoridad eso lo interpele. 

Porque él, en base a su cargo, como ya también lo hacía anteriormente,  se ubica por sobre los otros, los simples mortales, con todas sus vicisitudes respectivas, distribuyendo puntos a los buenos y a los malos, y, obviamente, a los malos, como todo buen super (anti) héroe, los va a castigar. En un exceso de ira, falsamente manejada, y hábilmente puesta en escena, es lo que anuncia en el video mencionado. Venganza. Una actitud “borderline” en todo su esplendor.  Digno del Guasón.

El poder, que puede otorgar un cargo como alcalde, tiene tendencia a acentuar este tipo de comportamientos, produciendo un cierto efecto de desinhibición de la personalidad del concernido, este sintiéndose cada vez más super poderoso e imparable. Nunca va a estar en la “proyección” de algo en el futuro, está siempre en el momento, y por esa sencilla razón, hoy en día,  el edil tiene cero proyecto propio para la ciudad, a meses del término de su mandato.

Porque sepan que para una persona que sufre de trastorno límite de la personalidad, automáticamente hay un problema en relación con el tiempo, en lo que concierne más precisamente la proyección en el tiempo, lo que es totalmente diferente al hecho de proyectarse uno mismo en el tiempo.

Proyectar en el tiempo necesita una elaboración, una construcción, un plan (pero que no sea 9). En cambio, proyectarse uno mismo en el tiempo, eso tiene más que ver con una prolongación de su propio ego, lo que muchas veces va de la mano también con una cierta carga de frustración porque nunca se va a alcanzar lo que se piensa que puede ser. Recordemos que durante su mandato, a un momento dado, el mismo edil de Antofagasta se plebiscitó como eventual candidato a la presidencia de la república. No tomamos mucho riesgo en indicar que eso, hoy en día, es poco factible. Existe, en el caso de una persona “borderline”, el riesgo de siempre sentir frustración, ya que estamos ante un ego disfuncional que, por ende, nunca estará satisfecho. Y que siempre va correr tras ese afán con esa voluntad de querer ser amado, admirado, reconocido.  

Según el Dr. Zimmerman, los pacientes con trastorno límite de la personalidad a menudo se sabotean a sí mismos cuando están a punto de alcanzar una meta. Por ejemplo, pueden abandonar la escuela justo antes de la graduación, o, a nivel sentimental, pueden arruinar una relación prometedora. Todos los diferentes síntomas, de esa misma patología, asociados,  impiden al individuo vivir a 100 % en sociedad. De hecho, en el caso del alcalde Jonathan Velázquez, es llamativo ver que él mismo reivindica haber visto decenas de veces películas en las cuales los héroes son anti sociales, como el Guasón y El Joven Manos de Tijeras. Pareciera que existe ahí una cierta identificación… que debe ser absolutamente fortuita.  

A nivel psicológico, el diagnóstico de la conducta “borderline” se realiza por criterios clínicos, y el tratamiento se realiza con psicoterapia y medicamentos. A nivel político, frente a un personaje que demostró una cierta incapacidad, o más bien una incapacidad certera, a gestionar los asuntos de la ciudad, quien propone como solución para bien gobernar de vestirse de Viejito Pascuero; a esos supuestos imperativos no hay que responderle, pero sin lugar a duda se debe seguir a lo que el edil percibe como ataque, porque quizás cuando él era concejal lo eran,  es decir se debe seguir a atacarlo, o más bien a fiscalizar sus (no) acciones como autoridad municipal. Es ahí donde menos se lo espera y dirige menos el juego.

Se puede y debe cuestionar el tema del trato del basural, de lo que concierne el estadio, las playas,  los contratos, los tratos directos... Cuando se le responde al dialogo (siempre resbaloso, polémico y superficial) que el edil instala, se va directamente sobre el terreno que él planteó. Es imprescindible llevarlo a una aérea que concierne todo lo que indica la Ley Orgánica de los Municipios, una norma de rango constitucional, que dispone todas las funciones que corresponden a un alcalde. Ante una cierta actitud y situación de la ciudad, todo el corpus político de la comuna debería hacerlo. Es urgente. Y eso es mucho más fácil que traer un psicólogo al municipio y que se le permita hacer dos o tres peritajes a un funcionario público que le encantan los gatos y vestirse de Guasón.


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